Las exportaciones chinas de pasta de tomate hacia Italia y otros países de Europa occidental han caído drásticamente en 2025, después de denuncias públicas por presunto trabajo forzado en Xinjiang y por prácticas de etiquetado engañoso en productos italianos que mezclaban pasta china sin declararlo. Esta caída ha generado una acumulación inédita de entre 600.000 y 700.000 toneladas de pasta sin vender en China, mientras que organizaciones como Coldiretti celebran el retroceso de un producto que cuesta menos de la mitad que el italiano. En paralelo, la presión mediática y regulatoria ha intensificado el escrutinio sobre la cadena de suministro, afectando fuertemente a las exportaciones chinas: las ventas a Europa occidental cayeron 67 % y las compras de Italia 76 % en el tercer trimestre.
El desplome ha sido tan severo que el valor de las exportaciones de tomate procesado de China a Italia pasó de más de 75 millones de dólares a menos de 13 millones en los primeros nueve meses de 2025. Ante la imposibilidad de colocar su producto en el mercado europeo, China redujo su volumen de procesamiento de tomates a menos de la mitad —de 11 millones de toneladas en 2024 a una estimación de 3,7 millones este año— dejando en evidencia el fuerte impacto comercial y geopolítico sobre una industria impulsada por grandes empresas estatales en Xinjiang.
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