Desde 2015, varias investigaciones periodísticas han revelado cómo parte de la industria italiana, líder mundial en la producción de purés y salsas de tomate, había comenzado a importar pasta de tomate de China, producida industrialmente mediante procesos que eliminan gran parte del agua de los tomates, concentrando así su sabor, color y propiedades nutricionales. Tras examinar la compleja documentación de importación y los datos aduaneros, se descubrió que decenas de miles de toneladas de pasta de tomate producida en la región china de Xinjiang llegaban mensualmente a puertos italianos.

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