Francia, uno de los mayores productores de vino del mundo, enfrenta una fuerte crisis debido al cambio climático, la caída del consumo global y las tensiones comerciales. Ante este escenario, el gobierno destinará 130 millones de euros para financiar el arranque de viñedos y apoyar a los agricultores afectados. Además, se extenderán préstamos estructurales y se reducirán cargas sociales para aliviar al sector.
La producción local sigue disminuyendo por olas de calor e incendios, mientras las exportaciones se ven limitadas por conflictos geopolíticos que reducen el consumo en mercados clave como EE.UU. y China. El país también solicitó a la Unión Europea activar reservas de crisis para destilar excedentes y darles nuevos usos industriales.
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