La industria californiana del tomate para procesamiento, valorada en USD 1.000 millones, demuestra una alta eficiencia y capacidad de adaptación frente a temperaturas crecientes y congestión vehicular, según un estudio de UC Davis basado en 1,4 millones de cargas transportadas entre 2011 y 2020. Aunque el calor aumenta ligeramente los daños poscosecha —tomates blandos, partidos o aplastados— el impacto es mínimo: las pérdidas se duplican solo del 1% al 2% entre los escenarios óptimos y los peores.
La investigación destaca que la eficiencia del sistema logístico de California permite mitigar los efectos del clima, convirtiéndose en un modelo para otras cadenas de suministro. También subraya la importancia de estudiar los impactos del cambio climático más allá del campo, ya que gran parte del valor agrícola se genera después de la cosecha.
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