Después de un largo período de sequía, Marruecos registró importantes precipitaciones durante las dos primeras semanas de marzo. Si bien esta lluvia es una bendición para la agricultura del país, ha tenido sin embargo un fuerte impacto en la producción de fresa, provocando una parada temporal de las exportaciones.
El exceso de agua ha provocado la infestación de fresas maduras y un rápido deterioro, obligando a los productores a suspender las exportaciones durante dos semanas. Toda la cosecha se destinó así a la congelación, una alternativa que permite limitar las pérdidas económicas.