Durante la última década, Marruecos se ha consolidado como un actor clave en el mercado mundial del arándano. En 2024, sus exportaciones alcanzaron 74,000 toneladas, 15% más que en 2023, generando ingresos superiores a 500 millones de dólares, con fuerte demanda europea por productos saludables y de bajo impacto. El sector abarca más de 7,500 hectáreas en 2025, con planes de llegar a 10,000 hectáreas para finales de la década, exportando más de 95,000 toneladas anuales y siendo el principal exportador africano.
La cercanía a Europa es una ventaja logística decisiva, permitiendo entregas rápidas y costos bajos frente a competidores como Perú o Chile. Empresas internacionales como Driscoll’s y BerryWorld han mejorado la productividad mediante tecnologías avanzadas y alianzas locales. Sin embargo, la escasez de agua y el cambio climático plantean desafíos críticos, impulsando la adopción de riego eficiente y reutilización de agua bajo la estrategia Generación Verde 2020-2030.
Marruecos compite con Perú, Chile, México y España, aprovechando una ventana de exportación de enero a mayo para atender a Europa cuando disminuyen los volúmenes sudamericanos. La presión de la competencia, costos y regulaciones lleva a explorar mercados en Oriente Medio y Asia para diversificar. Para 2030, se proyectan 9,000 hectáreas y 120,000 toneladas exportadas, apoyadas por infraestructura portuaria y acuerdos comerciales, con el desafío de mantener la competitividad frente al cambio climático.
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