Hungría enfrenta la que podría ser la peor cosecha de manzana en su historia, con una producción total estimada en menos de 160.000 toneladas para 2025, muy por debajo del potencial nacional. Para la industria, el impacto es crítico: solo 80.000–100.000 toneladas corresponderían a manzana industrial, un nivel extremadamente bajo frente a un año normal, donde esta categoría aporta entre 370.000 y 380.000 toneladas. La caída responde a heladas severas, sequía prolongada, fuerte radiación UV y estrés térmico, factores que afectaron especialmente a huertos no irrigados y suelos arenosos.
La brecha entre oferta y capacidad industrial es enorme: las plantas de procesamiento húngaras pueden absorber 350.000–400.000 toneladas, pero la disponibilidad actual apenas cubrirá una fracción mínima. Este déficit amenaza la continuidad de operaciones locales y aumenta la dependencia de importaciones para cubrir la demanda de jugo concentrado y otros procesados. Con una superficie productiva que se ha reducido a la mitad en 20 años y variedades tradicionales como Idared dominando el cultivo, el sector industrial queda expuesto a una temporada extremadamente ajustada.
Hungría se ubica dentro de los 15 principales exportadores mundiales de jugo concentrado de manzana. En el año 2024 sus envíos superaron las 54 mil toneladas y los 89 millones de dólares.
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