Jugos, bebidas, vinos y licores
Ago. 25, 2011Un mercado que se inició hace más de 160 años
Libro recopila un centenar de refrescos que se vendían entre 1850 y 1950 en el país, como el agua mineral “Lautaro” y la bebida “Cueca”. Otros, como “Sorbete Letelier” y “Bilz”, aún sobreviven.
Hace más de 160 años nacieron las bebidas en Chile. Incluso antes de que se inventara la fórmula de la Coca-Cola (1886), en nuestro país este mercado tenía un rápido desarrollo. En esa época, el agua mineral “Chusmiza” de Iquique y “Lautaro” “de mesa y estomacal” eran habituales en los almuerzos familiares, así como los jugos, sidras y bebidas a base de papayas, e incluso las cervezas, que se bebían porque “era de buen gusto consumir algo moderno e importado”.
Ese fue el período de 1850 y 1950, donde incluso la crecida vertiginosa de este mercado -que se produjo junto a la floreciente industria salitrera del país- alcanzó para la exportación a Brasil, Perú y Bolivia, como se recuerda en el libro “Las marcas de la historia: cien años de aguas minerales, jugos, cervezas y bebidas gaseosas en Chile”, del investigador y coleccionista Óscar Aedo Inostroza (aedo.oscar@gmail.com), y que contó con la colaboración del profesor antofagastino Gastón Hidalgo Lira.
En los cien años que abarca la publicación se recuerda que un sinnúmero de emprendedores locales, muchos de ellos sureños, se unieron al negocio para satisfacer la sed de los mineros del norte, al igual que varios inmigrantes italianos, alemanes y croatas.
Algunos de estos líquidos nacieron como digestivos estomacales, estimulantes de secreción biliar y otros como Extracto de Malta, que eran recomendados para la lactancia materna. Los productos se dirigían a diferentes tipos de clientes, como la bebida “Cueca”, inspirada en nuestro baile nacional y orientada a la clase media; el ginger ale (bebida fabricada a base de jengibre, limón, agua y azúcar) Hércules para los hombres de las oficinas salitreras, y el ginger ale tipo Belfast, para un “público más selecto”, cuenta la obra. Ya en una época más cercana se vendieron algunas con una guinda entera en su interior, como la Bidú, y más tarde la Sorbete Letelier, con su eslogan “Hoy más rico que ayer”, que competía con Orange Crush.
Pero fue en el norte donde operaron la mayor parte de estas fábricas, y las que no, enviaban sus productos desde distintos puntos del país, como la Cervecería Sucesión Jorge Aubel de Osorno. De hecho, entre 1870 y 1890 hubo más de 90 fábricas de bebidas y cervezas en el país, y en 1922, más de 170, sumando aguas minerales y gaseosas, según antecedentes del Anuario Comercial de la época y la Guía General de Chile.
Pero tras la desvalorización del salitre, los empleados abandonaron el desierto, y con ello se cerró la época dorada que tuvo la industria de las bebidas gaseosas en Chile, que relata este libro que fue impreso por Morgan Impresiones y Gráfica Quilicura.
Beneficiosa para las madres. Era usual ver en las etiquetas de malta negra y blanca la figura de una madre amamantando a su bebé. ¿La razón? El producto se recomendaba para el período de lactancia.
Marca Chancho. Rogers y Cía. Santiago importaba desde Europa y Norteamérica la cerveza “Pig”. Luego fue castellanizada a Cerveza Marca Chancho.
Pura Papaya. La papaya se convirtió en el producto favorito de muchos chilenos. “La Papaya Rex Imitación” de 1927, y producida por la CCU, fue el origen de la hoy conocida “Pap”.
Agua paralas salitreras. Esta agua mineral se producía en la entonces Oficina Lastenia, en Antofagasta, para abastecer a los trabajadores del salitre, y más tarde se vendió en todo el norte. Fue elaborada por The Lautaro Mineral Water, firma británica dedicada a la explotación del mineral que llegó en 1889 al país.
Cien por ciento chilena. De mediados del siglo XX, la bebida “Cueca” se vendía en envases de 280 cc y se elaboraba con extractos de cola.