2012
Jun. 13, 2013No hay alimentos “satánicos” ni con poderes sobrenaturales
Que el pan tostado engorda menos que el fresco es una de las 98 creencias populares que los especialistas desmitifican en el libro “Comer o no comer”.
AMALIA TORRES
No importaba cuántas charlas hubieran dado sobre dieta cardiovascular ni en qué localidad de España se encontraran.
En todas sus presentaciones, a las nutricionistas Raquel Bernácer y Ana Palencia siempre les hacían las mismas preguntas. ¿Engorda el pan?, ¿cuándo puedo comer la fruta, antes o después de la cena?, ¿los huevos suben el colesterol? “Así que pensamos en que sería interesante recogerlas todas en un libro y desmitificarlas”, dice a “El Mercurio” Raquel Bernácer.
Para lograr su meta se contactaron con el periodista Antonio Ortí y tras entrevistar a 57 expertos en el tema, en marzo pasado nació “Comer o no comer, falsos mitos de la alimentación”.
Algunas de las creencias que también pueden leerse en sus páginas son que los alimentos orgánicos tienen el doble de vitaminas que el resto, que el azúcar crea adicción, que existen alimentos que queman las grasas, que transpirar adelgaza, que la miel lo cura todo, que la carne alimenta más que el pescado y que dormir mucho engorda.
“Esto último incluso es al revés -dice Ortí-. Los estudios demuestran que dormir poco se relaciona con una subida de peso”.
Malo para la salud
“Cuando te dedicas a la alimentación terminas oyendo muchas cosas que te sorprenden, desde que la leche es mala para la salud hasta que la miel lo cura todo. O que a la margarina le falta una molécula para ser plástico, o que las bayas de goji son un superalimento. Quizás aquellos que otorgan poderes sobrenaturales a los alimentos son los que más me sorprenden”, dice Bernácer.
Además, agrega que la creencia de que ciertas comidas pueden ser nocivas le parece preocupante. “En mi opinión, aquellos mitos que satanizan a unos alimentos y ensalzan a otros son los más peligrosos, ya que pueden favorecer conductas alimentarias que ocasionen deficiencias o aporte excesivo de algunos nutrientes”.
Con ella coincide Antonio Ortí: “No hay alimentos milagrosos, satánicos o endemoniados. Sí hay algunos que puedes comer tranquilamente a diario, como frutas y verduras, y otros esporádicamente, como la carne”.
Debido a esa preocupación, uno de los capítulos del libro se dedica a este tema. Bajo el título “El eje del mal”, se vuelven a valorar alimentos comúnmente considerados malos, como los huevos, el azúcar, la grasa, la leche y la sal.
Todos ellos, dicen los autores, pueden ser parte de una alimentación equilibrada, siempre que no exista una patología de base que desaconseje su consumo.
Así, el pensamiento de que comer grasa es perjudicial para los deportistas es completamente falso, afirman. “Entre el 25 y el 30% de las necesidades energéticas de un deportista deben provenir de las grasas”, se lee en el libro.
También se explica que la sal no engorda y que el pan tostado no tiene menos calorías que el pan sin tostar. “Lo que sucede es que al estar tostado, tiene una textura más consistente, exige mayor esfuerzo al masticarlo, con lo que se tiene la impresión de estar más lleno después”.
En el pasado
En las páginas del libro también se pueden leer algunas creencias que existían en el pasado sobre ciertos alimentos. La miel, por ejemplo, se utilizaba en el antiguo Egipto para tratar la impotencia. En la época isabelina, las ciruelas tenían tanta fama de ser afrodisíacas que se servían gratuitamente en los prostíbulos. Y cuando el café llegó a Europa en el siglo XVII, fue señalado por algunos médicos como un “peligroso veneno”.