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May. 30, 2013Destacan rol estratégico de Chile Potencia Alimentaria
Chile, potencia alimentaria
Por tercer año consecutivo, la transformación del Ministerio de Agricultura en el eje de la industria alimentaria y forestal del país se incluyó en la lista de medidas anunciadas el 21 de mayo. Poco se conoce aún sobre este proyecto, cuyos objetivos contemplan fomentar la seguridad de los alimentos, aumentar las exportaciones agrícolas y promover la modernización del sector forestal. Quizás por esa falta de detalles, esta iniciativa -potencialmente muy valiosa- ha sido hasta ahora recibida con tibieza por el sector privado, concentrado en buscar soluciones a problemas inmediatos, tales como el alza de los costos o la reducción de las cuotas de pesca.
La idea de crear el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentos tiene casi una década, pero ha quedado repetidamente postergada ante otras prioridades. Sin embargo, su conveniencia recobra importancia en un contexto en el que la caída del precio del cobre desnuda las vulnerabilidades de la economía chilena. La minería ha crecido hasta ocupar la mitad de la canasta exportadora y genera el 14% de los ingresos fiscales. Pero debido a la caída del precio del cobre, este año el fisco podría recibir hasta 60% menos de aportes por parte de la minería.
Con acierto se ha determinado que Chile tiene potencial necesario para ser un actor relevante en la industria alimentaria. Consultores del Banco Mundial y del Ministerio de Agricultura elaboraron en 2011 la agenda hacia 2030, en la que se especificaban los pasos a seguir para convertir a Chile en “un productor de calidad de una amplia gama de alimentos y fibras”, con una excelente imagen internacional respecto de la seguridad de sus productos y la sustentabilidad de su producción. En dicha agenda se planteaba ya la necesidad de reforzar el Ministerio de Agricultura y reunir bajo su administración la gestión de los recursos naturales, incluyendo las agencias de certificación de calidad y los recursos de innovación. Estos últimos se encuentran hoy repartidos en una decena de instituciones que operan sin una estrategia común.
La agenda, sin embargo, incluye retos mucho más grandes que la sola creación del nuevo ministerio, sobre todo debido a la pérdida de productividad que ha experimentado el sector en los últimos años. Los empresarios del área tienden a acusar solo a los vaivenes del tipo de cambio, pero en realidad esa baja tiene más bien directa relación con la falta de innovación y la escasa capacitación de la fuerza laboral. Estos dos temas son centralmente prioritarios en el plan a 2030, y requerirán la participación del sector privado, triplicar los recursos del Ministerio de Agricultura a 2020, y fortalecer la participación de las regiones.
A largo plazo, la baja del precio del cobre debería ser un factor que ayude a impulsar esta agenda, lo cual no solo permitiría reducir la dependencia de la minería, sino que obligaría a impulsar la descentralización del país, un paso necesario para reducir la desigualdad y garantizar un desarrollo sustentable, y no solo un aumento del PIB.
Desde todas estas perspectivas, la anunciada reformulación del actual ministerio del ramo podría ser un paso valiosamente conducente.
Recuadro:
La agenda del sector agrícola incluye retos mucho más grandes que la sola creación del nuevo ministerio, sobre todo debido a la pérdida de productividad que ha experimentado en los últimos años.