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Mar. 10, 2019CARACTERIZACIÓN ECONÓMICA DE LA CADENA AGROALIMENTARIA DEL TOMATE DE USO INDUSTRIAL
El presente estudio tuvo como objetivo caracterizar la cadena de producción, transformación y distribución asociada al tomate procesado para el consumo humano, desde una perspectiva económica, revisando su estructura, agentes y prácticas de comercialización.
Actualmente, la producción mundial de tomate fresco alcanza 160 millones de toneladas al año, tres veces más que papas, y seis veces más que arroz. De ese total de producción, la cuarta parte se procesa y destina a la elaboración de pasta, salsas y kétchup, y en volúmenes menores, tomate en conserva.
A nivel mundial, hay 17 compañías que concentran el 50% de la producción y tres de ellas tienen plantas de proceso en diferentes países, buscando así optimizar la logística y ser más competitivos. Al respecto, hay que destacar el caso de la empresa portuguesa Sugal Group. Esta compañía es la cuarta con mayor capacidad de proceso en el mundo, y cuenta con dos plantas en Chile, que le aportan el 40% de su producción anual, volumen que se destina, principalmente, a las exportaciones de pasta de tomate hacia Latinoamérica.
La industria del tomate en Chile se inició en el año 1975 con empresas que ingresaron al rubro con la idea de exportar. En el año 1992 existían 13 plantas procesadoras, y ocho de ellas concentraban el 85% de la producción. Sin embargo, la mayor competencia internacional, junto con un ciclo de bajos precios, hizo que se redujeran y se fueran comprando unas a otras, alcanzando a mediados de la década del 2000 un escenario con dos empresas grandes que concentraban el 95% de la producción. Aconcagua Foods (Tres Montes Lucchetti) y Agrozzi (Carozzi), lideraron el crecimiento de las exportaciones de pasta de tomate hasta 2012. Ese año el crecimiento se revitalizó con el ingreso a Chile de la empresa portuguesa Sugal Group, que compró Aconcagua Foods, desarrollando un modelo de negocio distinto, al producir pasta de tomate para exportación, sin participar en la etapa de segundo ciclo. Es decir, sin producción de salsas ni kétchup, ni considerar el mercado interno.
La agricultura de contrato es una forma de trabajo frecuentemente utilizada por la agroindustria, con el fin de asegurar un abastecimiento con materia prima de calidad y de establecer un buen nivel de trazabilidad. En el caso de la industria del tomate en Chile, el contrato es bastante exhaustivo, ya que cubre aspectos como las condiciones que debe tener el agricultor para ser proveedor, los requisitos de compra y las características de calidad que debe tener el producto, las condiciones en que se debe producir, el financiamiento que entrega la empresa, las garantías asociadas al mismo y las eximiciones. La industria ofrece la opción de dar financiamiento a través de la entrega de insumos y también en efectivo para cubrir gastos de arriendo y otros. En general, esta es una modalidad muy atractiva para los agricultores, ya que les entrega capital de trabajo.
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